miércoles, 3 de marzo de 2010


Me llegó esto al mail, y quiero compartirlo, ya que también lo vi en varias redes sociales, aunque según el diario hoy, es una campaña de desprestigio, vean la replica acá.

1 comentario:

ROBERTO ANSELMINO dijo...

La historia vuelve a repetirse porque para lanzar el diario en forma gratuita ha bajado los costos laborales con despidos y presión para renuncias. Ni siquiera el diario pagó los salarios edeudados a quienes despidió. Hace dos años y medio, algo similar ocurrió con un número mayor de echados.
A principios de septiembre de 2007 y antes de que se pagaran los salarios correspondientes al mes de agosto, un grupo de trabajadores del diario Hoy -periodistas. fotógrafos y diseñadores- fueron despedidos de manera ilegal y arbitraria. No hubo comunicación legal alguna más que las palabras de la directora Myriam René Chávez de Balcedo: “está despedido vaya a arriba a hablar con el abogado del diario”. En esos momentos el asesor letrado era Jesús Alonso, hermano de la entonces jefa de redacción Fernanda Alonso. Alonso se encarga de comunicar que a pesar de querer realizar las diligencias de despido como marca la ley la directora le exige que ofrezca a los despedidos un convenio que será refrendado ante el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires en donde se compromete a pagar una indemnización en 12 cuotas mensuales y cada cuota igual al salario que se percibía el último mes trabajado. El ofrecimiento convenía a los despedidos que habían tenido su ingreso al diario hacía pocos meses pero era injusto para quienes trabajaron casi 10 años, como ser los compañeros Germán Celesia, Roberto Anselmino y Mariano González. El abogado Alonso aclaró a los despedidos que a pasar de aconsejarle lo contrario a la directora Balcedo, esta había dado expresas órdenes a la contadora del diario Laura Ramella de no pagar el salario correspondiente a agosto a quienes despidió al menos que acepten firmar el convenio. Algunos, presionados por la situación económica de fin de mes aceptaron la extorsión, y con el correr de los siguientes meses aumentó el número de despedidos que “bajaron la cabeza” ante la extorsión al no encontrar una rápida respuesta por parte de la Justicia ni del Ministerio de Trabajo provincial. Días después de ocurrir los primeros despidos de septiembre de 2007, la jefa de Redacción y hermana del asesor letrado también fue despedida, siendo echada patoterilmente de su oficina por la custodia de la directora Chávez de Balcedo. Semanas después renuncia su hermano a la asesoría letrada con le fin de no ser cómplice de las maniobras presuntamente “ilegales” que la directora del medio obligaba a realizar, como ser cambiar la razón social y mudar la dirección legal del diario al norte argentino, además de todo tipo de maniobras que tenían como fin “embarrar” la cancha. Además imprimió velocidad en los tiempos de cambio de asesores letrados jóvenes y sin experiencia que usa como metodología para también lograr una subordinación incondicional y también embarrar la cancha. En los primeros meses de 2008 la directora ordenó que se dejara de pagar, tras abonar tan solo dos o tres cuotas de las 12 a 18 cuotas, según el caso, las indemnizaciones comprometidas en los convenios firmados ente el Ministerio de Trabajo. Según algunos abogados especializados en derecho laboral, la firma del convenio para luego “voltearlo al no pagarlo” tuvo como primer objetivo abaratar los costos indemnizatorios ya que el monto acordado en el convenio es el que se solicita luego en demanda laboral ante el corresponiente fuero, y como segundo objetivo desgastar al despedido para que desista de cualquier acción subsiguiente. De más está decir que semejante maniobra podría encuadrarse en el delito de estafa.
De lo dicho anteriormente se desprende que lo que actualmente sucede en el diario Hoy en materia de despidos y de maniobras laborales escondidas tras la exigencia a su personal de facturar el trabajo como monotributistas, es la consecuencia de una falta de intervención de la Justicia, en todos sus fueros, que con su desidia -voluntaria o involuntaria- permiten que la familia Balcedo actúe con un sentimiento de impunidad que los lleva a realizar maniobras reñidas con lo legal que terminan por perjudicar al más débil, en este caso a los trabajadores.